El TOC es como un viento que nunca cesa, que empuja y arrastra una y otra vez. Cada vez que intentas encontrar calma, el viento te empuja a repetir los mismos pasos, los mismos movimientos, para asegurarte de que nada salga de lugar. Es un viento que susurra con insistencia, exigiendo que ajustes las cosas una y otra vez, hasta que sientas que todo está en su sitio, aunque nunca lo esté.

Este viento persistente trae consigo una necesidad incesante de controlar y verificar, una compulsión que consume tus pensamientos y acciones. Cada brisa arrastra consigo un pensamiento obsesivo, una duda persistente, que solo se calma momentáneamente cuando cedes a la compulsión. Es como intentar encontrar descanso en medio de una tormenta perpetua, donde cada intento de parar se ve frustrado por el vendaval que vuelve a azotar.
Es una fuerza que no puedes ignorar, porque la ansiedad aumenta con cada vuelta, haciendo que cedas a sus exigencias para encontrar alivio temporal. Imagina que cada vez que crees haber terminado, una nueva ráfaga de viento te empuja de vuelta al punto de partida, haciendo que el ciclo comience de nuevo
Las corrientes de aire que te rodean representan esa ansiedad constante, el miedo irracional de que algo terrible podría ocurrir si no cumples con los rituales.
Estos síntomas pueden ser agotadores y consumir gran parte de tu energía y tiempo.Pero con ayuda, puedes aprender a controlar este viento y devolver la calma a tu vida.
